viernes, 12 de junio de 2009

MERCADO DE CARBONO. ¿COMPRANDO INDULGENCIAS?

El rechazo del gobierno boliviano a participar del mercado de los bonos de carbono suena para muchos como un nuevo desafío solitario que conduce simplemente a perder más oportunidades en el mercado internacional.

Sin embargo, como en otras ocasiones, estas propuestas que hace el gobierno en los foros del mundo, son planteamientos de diversas ONG’s ambientalistas e investigadores socioeconomistas que cuestionan los mecanismos de mercado con renovado empuje desde la caída del sistema financiero. En realidad la posición del gobierno en este tema no es nueva. Ya en diciembre del año pasado en la 14ª. Conferencia del Cambio Climático en Polonia afirmó que el cambio climático se ha convertido en un negocio para los agentes financieros y las grandes corporaciones. No por esto han dejado de funcionar los programas de Reducción de Emisiones de Carbono, el Plan de Acción Climática Noel Kempf ni las normas de Certificación Forestal.

Para el físico brasilero Luiz Carlos Molion el interés de las empresas y gobiernos está en entrar en ese mercado para ganar dinero y no para la preservación del medio ambiente. Lo mismo opina el investigador de la Fundación sueca Dag Hammarskjold y autor del libro “Carbon Trading”, Larry Lohmann, para quien el Protocolo de Kyoto y el comercio de carbono en él previsto no significan grandes alteraciones para el escenario mundial de emisiones de gases de efecto invernadero. Lohmann considera que “se trata de un mecanismo de mercado, poco práctico y nada efectivo, que promueve el comercio del derecho a polucionar y que acaba funcionando de manera perversa al drenar las atenciones a soluciones más radicales y efectivas”.

El famoso profesor polaco naturalizado francés “ecosocioeconomista” Ignacy Sachs hace un paralelismo de la inversión en créditos de carbono con la compra de indulgencias en el siglo XVII a la Iglesia Católica, con las que los ciudadanos ricos adquirían libertad para pecar. Este mecanismo de comprar el derecho a polucionar desvaloriza el principio de “polucionador – pagador” para dar lugar al precepto de que “quien poluciona, gana”.

En una realidad que demuestra que no existe preocupación por el medio ambiente ni con el futuro de la humanidad al haber transformado el cambio climático en un comercio, en una nueva bolsa en la que existen empresas dispuestas a invertir millones de dólares en créditos de carbono con la intención de venderlos posteriormente, la búsqueda de estrategias que realmente mitiguen la emisión de gases de efecto invernadero es un desafío. Los investigadores progresistas proponen aplicar una regulación dura, que sancione y controle a la industria poluyente; plantean que los gobiernos de los países industrializados transfieran subsidios de los combustibles fósiles a la energía renovable, emprendan inversiones públicas grandiosas en eficiencia energética y transporte y apliquen la regulación convencional y las multas de manera más radical.

1 comentario:

Unknown dijo...

así de crudo es queridísimo Wolf... lamentablemente, todo está basado en una economía cortoplacista que confunde a una sociedad sin conocimiento, sin valores culturales, ambientales ni éticos, que no sabe lo que está perdiendo... un abrazo desde España. flx.