lunes, 6 de mayo de 2013

OTRA GANADERÍA ES POSIBLE

Como ya estableció la FAO hace algunos años, la carne y los derivados del ganado son una fuente importante de proteína para los pobres…pero están matando a los ricos. Su consumo desmedido tiene mucho que ver con el hecho de que más de 1.000 millones de personas del mundo estén con sobrepeso y más de 300 millones sean obesas.

Pero además de matar gente el ganado está dañando seriamente los ecosistemas del mundo por ser una actividad que demanda un excesivo consumo de agua cuyo costo no se cuantifica en su justa dimensión; es además una de las mayores fuentes de emisión de gases invernadero a través de la deforestación y degradación, por la generación de gas metano en el proceso digestivo del ganado, por la quema de praderas y el sobrepastoreo y por el transporte y la industrialización en la fabricación de alimentos de animales.

Para muchos investigadores la degradación que produce la ganadería debería tener prioridad en el debate mundial por su gran incidencia en el cambio climático. Es considerada una amenaza latente para el planeta porque a corto plazo será totalmente insustentable por la posibilidad del aumento de consumo de carne de países muy poblados.

Ante este panorama sombrío es necesario un cambio total de mentalidad en cuanto a la forma en que la carne se produce, se procesa, se financia y se consume. La ganadería debería desarrollarse sólo en lugares apropiados que son: a) donde no se haya deforestado; b) donde existan limitaciones para la producción de cultivos y si se puede producir alguno que sea sólo para alimentación humana y c) donde exista abundancia de agua por lo menos temporalmente.

Los únicos lugares que cumplen con estas condiciones son las sabanas inundables que son praderas naturales con gran biodiversidad de forraje. El drenaje deficiente del suelo impide el desarrollo de bosques y provoca inundaciones temporales. La retención de agua en estanques por este deficiente drenaje brinda la oportunidad de un uso eficiente del recurso, como ya se hace actualmente. El drenaje deficiente limita además la implantación de cultivos, en la época de lluvias sólo se puede producir arroz. La pradera natural de forraje biodiverso manejada con sistemas de pastoreo racional permite el aumento de la productividad y evita la degradación de la vegetación y el suelo.

Bolivia cuenta con 13 millones de has de sabana inundable tanto en los Llanos de Moxos (10 millones de has) como en el Pantanal (3 millones de ha), área en la actualmente pastan 3,5 millones de cabezas de ganado con una carga animal ineficiente de sólo 0,35 cabezas por ha (aproximadamente 0,2 Unidades Animales por ha, UA/ha). Esta reducida carga animal podría triplicarse o por lo menos duplicarse haciendo que el total del ganado nacional - que alcanza a 7 millones de cabezas - esté en estos lugares apropiados.

Para maximizar el uso eficiente de estas praderas es necesario conocerlas y valorarlas adoptando prácticas de pastoreo racional (sistema de manejo intensivo que equilibra suelo, pasto y ganado) para aumentar la carga animal a por lo menos 1 UA/ha. Existen varias prácticas recomendadas que deben ser adoptadas por los productores con programas definidos en los que deberá coadyuvar el Estado y las entidades de conservación promoviendo la investigación y el establecimiento de estancias modelo.
 
Estas recomendaciones no deben confundirse con las Buenas Prácticas Pecuarias de carácter universal, esquema en el que se refugia la ganadería tradicional creyendo que con eso cumple normas de conservación. La ganadería de lugares desboscados deberá implementar sistemas agroforestales o silvopastoriles restableciendo bosques y cambiando la mentalidad actual de fomentar praderas de monocultivos. Deberíamos cambiar hasta la forma de apreciar el paisaje considerando a la sabana inundable como la única pradera abierta digna de admiración.  

Además de las ventajas anotadas, las sabanas inundables de Bolivia han sido declaradas sitios Ramsar, una oportunidad excelente para el Estado y las entidades de conservación e investigación para obtener fondos que apuntalen el uso eficiente de la pradera natural.