viernes, 11 de septiembre de 2009

OMISIONES QUE CAMBIAN LA PRONUNCIACIÓN

La omisión de acentos en nuestro idioma ha sido desde mucho tiempo atrás el origen de graves confusiones en la pronunciación de nombres de ciudades, lugares, plantas, árboles, etc. Es una distorsión que se origina en la antigua costumbre – hoy oficialmente modificada – de permitir que las mayúsculas no lleven acento.

Este hecho es particularmente grave en un país como el nuestro, en el que la región oriental adopta muchos nombres nativos para regiones, plantas, árboles y frutos. Las lenguas nativas originadas en un tronco común, acentúan con especial énfasis las vocales. Por eso nuestros frutos más comunes como el achachairú, el tarumá, el ocoró, suenan totalmente distintos si no llevan acento; en algunos casos resulta incluso difícil entender a qué se refiere una pronunciación desacentuada.

Todo esto puede ser trivial para algunas personas que por su actividad sólo se encuentran ocasionalmente con la necesidad de pronunciar con propiedad. Pero para quienes están en contacto con el comercio forestal (paquió, ochoó, curupaú), con la extensión agropecuaria o con comunidades nativas del oriente, es fundamental darle importancia a la acentuación, especialmente a la hora de escribir transacciones comerciales o informes de experiencias. Y mucho más si se trata de reporteros e informadores que al ser los que más se dirigen al gran público se toman licencias que nadie corrige. Una de ellas es la de no acentuar Amazonía, desviación nacida de la influencia de la palabra en portugués que se pronuncia de otra manera.

De estas distorsiones nacen controversias como la de acentuar o no Chiquitanía. Lo más probable es que la palabra sea con acento, pero dada la manía de algunos informadores de no acentuar debidamente nuestros nombres originarios, se va difundiendo la duda. Dudas como ésta, al propagarse sin que nadie las corrija, sientan derecho y se vuelven tan universales como lo ocurrido con el río Piraí: en muchos diccionarios del mundo no sólo no acentúan la “i” sino que la cambiaron por i griega. Por eso para muchos visitantes es ahora el Río Piray.

Pero una de las omisiones actuales más preocupantes es la de los pronombres de países y regiones. Muchos salvadoreños reclamarían si oyen decir que son de Salvador y no de El Salvador (con pronombre que enfatiza, al referirse a Jesucristo, que no es un salvador, sino que es el – único – salvador). Y con pronombres están el Perú, el Uruguay, el Paraguay...y – por supuesto – el Beni. Si bien el caso peruano utiliza indistintamente el nombre del país con o sin artículo, esto es menos frecuente en el caso del Uruguay cuyo nombre se origina en el río Uruguay de la misma manera que el nombre del Paraguay. El departamento del Beni tomó su nombre del río Beni y debe respetarse su forma correcta con pronombre. Lo demás son licencias sin fundamento no aceptadas ni por el uso ni por la Academia Nacional de la Lengua.